viernes, 27 de marzo de 2009


El rock tiene mensaje, el punk tiene mensaje, el rap tiene mensaje… Mensajes buenos o malos, pero mensajes.
¿Qué puto mensaje tiene un partido de fútbol?
Un día cualquiera, entre semana como solemos decir. Te levantas de la cama, a la ducha, desayuno, al trabajo (si es qué hay) o al estudio (si es qué hay). Las horas pasan, el día termina, sales del trabajo, agotado como siempre, decides tomar un café para romper la rutina. Un cigarrillo puede caer bien. De esta forma olvidas un poco el estrés del diario vivir. Por fin, algo relajado te diriges a tu casa. Alguien te espera o por lo menos tu cama y la tranquilidad de tu techo esperan por ti, esto hace que olvides un poco la incomodidad del transporte público. Finalmente, luego de empujones, mal olor, mala música y demás atropellos que tienes que soportar montado en una buseta, avanzas por el pasillo de la misma hasta la puerta, “¡Me deja por acá si es tan amable!”…
El aire del exterior es como un renacer, la brisa de la noche es refrescante, nada puede ser mejor preludio para llegar a casa. De repente algo rompe con la tranquilidad de la rutina. Justo cuando vas llegando a casa… Gente corriendo, más bien huyendo, ¿pero de qué huyen? Dos chúcaros o auxiliares de policía si lo prefieren, vienen corriendo hacia ti:
-“¡¡¡¡Marico están re agresivos!!!”
-¿Qué es lo que pasa hermano?
-¿No se – responde el otro- Pero por allá no nos metemos o nos linchan
Es normal que uno se alerte y que el miedo logre invadirlo un poco y cómo no, si se trata de otro acto de pandillerismo y desorden público causado por estos que se hacen llamar o son llamados, no sé, dizque barras bravas, un eufemismo para referirse a los gamines desadaptados que por una camiseta son capaces de matar a la propia madre. En efecto, estos miserables estaban arrojando piedras a diestra y siniestra, el motivo… Sabrá mamputas!!!!
Lo más elegante del caso es que el estadio, donde se supone que estos hampones liberan su pasión, estaba a kilómetros. ¿Qué demonios ocurre? Antes el eje de violencia estaba en las afueras del estadio El Campín. Una mierda igual, pero cualquier persona en sus cinco sentidos evita esos lugares en esas fechas. Pero ahora no se conforman con amargarles la vida a las personas que habitan los barrios aledaños del estadio, ya no la quieren amargar a todos.
Nadie ha sido capaz de controlar esta plaga que se reproduce a medida que se reproduce la falta de oportunidades en educación y empleo. No se trata sólo de grupos de jóvenes en busca de identidad o de otra mal llamada tribu urbana. Si yo soy metalero no tengo que matar a nadie, si soy punkero no tengo que matar a nadie, si soy rasta no tengo que matar a nadie, pero si soy hincha de algún equipo de fútbol me destaco ante los demás por la cantidad de chuzo que reparta, porque me robé una bandera de otra barra, porque le rompí los vidrios a la casa de un verde o rojo o azul. Soy respetado porque apuñalé a un pirobo de otro color.
El rock tiene mensaje, el punk tiene mensaje, el rap tiene mensaje… Mensajes buenos o malos, pero mensajes. ¿Qué puto mensaje tiene un partido de fútbol? Una cifra: 0-0, 1-0, 3-2, etc. Por una cifra cuántos han muerto, por una cifra nos tenemos que aguantar que una jauría de idiotas perturbe la paz de nuestro barrio. Por una cifra tenemos que tener miedo de que nos roben, o nos lastimen sin razón.
Por qué las autoridades siguen permitiendo esto. Por qué no se toman correctivos, pero correctivos serios no como esa patraña de “Goles en paz”…!!en pas!” pas! Será mi ñerito!!! Acaso con un poco de educación no se resolvería el problema ¿no verdad? Lo que menos le interesa al gobierno es educar al pueblo. Entre más brutos, más fáciles de manejar. Ciegos en el fútbol no sentirán el paso de la aplanadora sobre sus derechos. “Ven al estadio, apoya a tu equipo, siente la pasión de la camiseta, pero antes deshazte de tu cerebro”.
Por qué en lugar de apoyar el fútbol no se apoyan deportes, por ejemplo el patinaje que le ha dado más triunfos al país. Triunfos que nadie celebra, porque a los patinadores no los apoyan tabacaleras ni cervecerías. Se supone que el deporte es diversión enfocada a la sana competencia y al cultivo de la salud física y mental. Pero ahora en el caso del fútbol lo que menos importa es la integridad del otro, ni la del que tiene una camiseta del mismo color. Resulta que luego de unos minutos de intranquilidad, se vino a saber que el tropel de piedra y patecabra fue ocasionado por integrantes de diferentes barras de millonarios, es decir le rezan al mismo dios pero entran a iglesias diferentes… Raro que esto pase en el género humano!!
La policía entró en acción, los ñeros se dispersaron, algunos fueron a dar a la nevera o a la patrulla para que me entiendan. Las sirenas sonaban y sonaban, en las sombras ocultos a mi lado algunos hinchas proclamaban su idea de venganza : “¡A ese pirobo yo me lo llevo!” – “Todo bien perro que esa lámpara lo pillamos en el estadio”. A pesar de la presencia de la autoridad tenía miedo de seguir mi camino, en cualquier momento se puede uno topar con uno de estos gamines lleno de adrenalina y quién sabe qué más y no se sabe que pueda pasar…
La pregunta que muchos nos hacemos y seguiremos haciendo: ¿Hasta cuándo?, ¿qué tiene que pasar para que se le dé una solución a esto?, ¿por qué si pagamos impuestos y trabajamos para vivir o sobrevivir bien, tenemos que soportar situaciones como esta? Será que al petardo de alcalde que tenemos se le ocurre una buena campaña para realizar con los jóvenes que piensan que la vida es ir al estadio y armar tropel con el que no sea de su barra. Pienso que la solución es sencilla, los jóvenes no son idiotas porque quieran serlo, lo son porque no tienen otra alternativa. La alternativa está en las aulas de clase y debe repercutir en el hogar. En Colombia no sólo hay que educar niños o jóvenes, hay que educar familias.