Quien algo me conoce, sabe que soy un criticón de primera, pero, también que no me gusta mezclarme con las mayorías que se dejan arrastrar por una tendencia y tampoco genero mis criterios viendo memes.
Para criticar algo investigo al menos un poco, lo leo, lo veo, lo escucho... un ejemplo práctico, las series o películas que todo el mundo adora... me siento con las facultades para dar palo porque procuré digerirlas y las comparé con otras, que, por su naturaleza no son de estándares mediáticos por lo que en el imaginario del vulgo no llegan a ocupar un lugar en el podio por mero desconocimiento... Duncanville o The Boys, con comerciales cada 10 segundos me dan mala espina y al verlas me dan rebote... por mencionar algo.
Pero, no se trata de cinematografía… Los tombos, hacia ese punto me dirijo. Porque nosotros tenemos tombos y uno que otro policía, aplica para todos los rangos.
Sí, tombos, entre tontos y bobos, sí, claro que sí, tombos. No se trata de un individuo, es una institución en un estado donde nos meten las institucionalidad por todos los esfínteres. Por tanto, tenemos el derecho a esperar lo mejor de cada institución, como efecto natural a un causa que nosotros mismos mantenemos con nuestros bolsillos.
He indagado por mi cuenta respecto a la historia de esa "fuerza", lo cual no hace a un lado las experiencias propias y las de personas allegadas, no solo me baso en las noticias de momento, hay que insistir en que no son casos aislados. En fin, primero un desahogo al respecto…
He escuchado policías decir, "Uno les da en la jeta porque ese es el trabajo, ¿qué podemos hacer, por eso le pagan a uno?... Los escucho y no replico, nada se lograría buscando un debate con una persona que emite un enunciado como ese. Hasta resulta comprensible viniendo de un institucionalizado.
No vale la pena discutir con un institucionalizado, es decir, es paradójico que a diario estén maltratando a los que podrían ser sus vecinos, pues sus recibos del agua y la luz tienen el mismo "estrato" de las personas a las que aporrean. Le parten la madre a los que podrían ser sus vecinos solo por un sueldo, pues sus recibos del agua y la luz tienen el mismo "estrato" de las personas a las que aporrean, en caso opuesto, si el estrato de la contraparte es mayor, es al tombo al que le dan en la jeta o le dicen ¿Usted no sabe quién soy yo?... Sin embargo, los tombos aceptan eso, pues son insubordinados al poder del dinero.
¿Qué tipo de persona acepta romperle la cara a un campesino que, de cierto modo, le llena el plato de comida? No hay sueldo que valga eso… ¿O sí?… Bueno, es el dinero el motor de los uniformados, por algo cada rato aparecen bandas de tombos rateros. Por algo el ñero del barrio se mete a tombo, breve ¿cuántos beneficios tienen? y ni siquiera se deben mantener en forma. Lo gracioso es que ellos dicen que los atenidos somos nosotros los de las universidades públicas.
Mi experiencia personal genera un juicio, es normal, pues siempre he procurando ser un buen ciudadano, respetuoso y moderado hacia los agentes del orden, es más, ni les hablo más de lo estrictamente necesario. Sin embargo, son reducidas las ocasiones en donde ha sido recíproco el trato. Que uno no reciba un trato amable porque, simplemente se les da la gana de portarse como bestias… ¿hombre! tengo todo el derecho de llamarlos TOMBOS y de no referirme de la mejor manera a su institución.
Con uno se portan como bestias, con las damas, como bestias en celo... No le deseo a ninguna dama toparse en su camino con un tombo, espero que nunca les pase eso. O ¿ustedes se sentirían tranquilos si les informan que una dama de sus afectos fue llevada a una estación de policía, porque sí, pues así actúan, porque se les da la gana.
Es tan chistoso el asunto, que cuando un policía actúa bien, es decir, hace su trabajo como se debe, casi que lo mandan canonizar.
Notaron que mis encuentros con la tomba no pueden describirse como buenos recuerdos ¿de qué otro modo puede ser? A ver, soy mechudo, tengo aretes, escucho rock, soy egresado de la Universidad Nacional, por tanto, para un tombo; que así tenga el hablado más ñero del planeta, una camiseta de equipo de fútbol debajo del uniforme, un "rintón" de norteña o ñeretón, es decir, que solo le falte el tatuaje de tinta china en la mano, que no se hizo de chimba o no lo dejaban ser tombo… para ellos soy un mariguanero-bazuquero-castrochavista-satánico, etc.
He tenido que hacer de tripas corazón para no mentarle la progenitora a más de uno de esos personajes. Noto que los ofendo al mostrarles mis credenciales de docente, "Yo no le pedí ningún carné de nada, deme la cédula", me dijo alguna vez un tombito mientras otro tombito me encañonaba, porque sí, porque se les dio la gana un sábado pasado el medio día cuando me dirigía a casa.
No alcanza el espacio para mencionar las historias propias y las de mis conocidos y conocidas. Si alcanza para agregar, debo hacerlo, que he conocido buenos elementos de esa institución, en especial, los que por su área de trabajo y funciones no portan uniforme, esa maldición verde (de horrible diseño) que hace tanto daño, esa investidura por la que se creen "Mariobros" con la "estrellita" encima.
He tenido estudiantes policías que me han dicho, "Allá no les gusta que uno estudie, profe"... incluso dejan esa vida porque abren sus ojos a la vez que abren un libro.
Está bien decir que no son todos unas porquerías, obvio hay muchos que prestan un servicio a sus comunidades, porque son sus comunidades así a muchos no les parezca. En los pueblos muchos obran de buena forma, pero en la ciudad… la ciudad nos hace daño a todos, nos pudre, nos modifica de manera sistemática y egoísta, en escalas según el materialismo que habite cada cuerpo.
Lo que muchos tombos no comprenden, si es que algo comprenden, es que para el gobierno, los altos mandos, las instituciones: los tombos de a pie, son solo eso, tombos de a pie que sirven a sus intereses, son un cuerpo de celadores que todos les pagamos, su escolta personal que los otros de a pie mantenemos.
Con todo esto y más, que está bien quejarse, molestarse, emputarse, pues así sea uno solo el elemento picho de ese hermoso árbol verde que nos pinta el estado: Se puede ir al demonio el estado y su cochino árbol, porque si lo mantenemos con nuestros impuestos, por lo menos el estado debería podarlo cuando se deba y tenerlo impecable, por lo menos eso.
Esa institución es ofrecida como la panacea del orden, bienestar y protección al ciudadano por tanto los ciudadanos tienen derecho a enrabonarse cuando, de manera exponencial, el abuso de autoridad por parte de las "dos manzanitas podridas" avanza como tornado. Además, los ciudadanos tienen derecho a la protesta de todo tipo, no a la de "Oye, es que el CAI no tiene la culpa", es protesta de brazos cruzados y de "marchen pero por allí para que no hagan trancón" que desde todos lados pintan como la forma más efectiva de protesta.
Los que dicen que no hay que elevar la voz por unos cuantos tombos picaritos y traviesos, fijo viven madriando al banco, porque los atendió mal el cajero... "Oye, no hables mal del banco porque el cajero te atendió de mala forma, no importa que el banco te quite una cuota mensual, te cobre por retirar, te de unos intereses de mierda y nunca te hagan un préstamo, es culpa del cajero que te atendió mal".
La policía colombiana siempre fue pensada como un grupo de celadores para las clases empotradas en el poder, nunca existió interés por educar a los agentes antes de armarlos y situarlos arriba del resto de sus pares sociales. Es un negocio redondo, porque nosotros les pagamos su fuerza privada de seguridad, nosotros les pagamos sus tanquetas, sus teasers, su esmad…
Tombo es, entre tonto y tombo, pero nosotros somos los pendejos, los idiotas útiles.
Les invito a leer el texto adjunto, "1892, un año insignificante" que, con varías anécdotas de la Bogotá de antaño, propias del circo de mala muerte que es el estado colombiano, les va a permitir decir: ¿Ah, con razón estos estos hijuemadres son así? – Tombo que nace torcido…